San Petersburgo.

Para aportar un relato visual de su desarrollo urbano y arquitectónico, la ciudad se mostrará en sus horas de color y luz y también en su esplendor nocturno: la avenida Nevsky Prospekt, el paseo marítimo del río Nevá, los puentes, el complejo del Hermitage, el Jinete de Bronce, las estatuas de Pushkin, Gógol y Catalina la Grande (amiga por correspondencia de Diderot y Voltaire), las residencias nobles con vistas a los canales. Los grandes arquitectos italianos que diseñaron San Petersburgo - Trezzini, Rastrelli, Quarenghi - diseñaron los palacios más bellos, pero San Petersburgo y Rusia tienen un espíritu esquivo: un par de Roofers, jóvenes en busca de infinito, intentan capturarlo escalando los techos de la ciudad y ofreciendo perspectivas increíbles.

Fue el año 1764 cuando la zarina Catalina II compró la colección en Berlín que fue la semilla que llevó al nacimiento del Hermitage. A partir de ese momento, comenzó la mejora sistemática de un patrimonio que, apenas diez años después, contará con más de 2.000 lienzos y poco a poco crecería para incluir dibujos, piedras talladas, esculturas y obras maestras del arte decorativo.

Dentro del Hermitage, se puede ver una gran colección de arte europeo, desde Leonardo hasta Rafael, desde Van Eyck hasta Rubens, desde Tiziano hasta Rembrandt y Caravaggio. Fuera del Hermitage, la historia impregna lugares ricos en recuerdos. La Fortaleza de San Pedro y San Pablo es la ciudadela construida en la zona más antigua de San Petersburgo: es el escenario de eventos famosos, como el indulto en el último segundo a Dostoievski ante un pelotón de fusilamiento, y también alberga las tumbas de los Zares.

La gran literatura también forma parte de la leyenda de San Petersburgo e incluye, en primer lugar, los escritos de Alexander Pushkin y la contribución fundamental que hizo al desarrollo de la poesía rusa y el lenguaje literario. Esta película documental muestra las salas del palacio-museo donde se guarda el sofá en el que murió, así como las del Café Literario donde bebió su último café. Todavía dando testimonio de la vida y obra de Fiódor Dostoievski, es la casa desde la que el escritor observaría la vida a lo largo del Nevá, el río que fue el escenario de sus novelas, incluyendo Noches Blancas, su himno de amor a San Petersburgo.

Desde el siglo XIX hasta el siglo XX, de Oriente a Occidente, el mundo del arte, la literatura y la música se dibuja en la órbita del Hermitage. Desde Nikolái Gógol, mencionado en pasajes de la avenida Nevsky Prospekt, hasta poetas y escritores del siglo XX: Anna Akhmatova y Vladímir Nabókov están más vivos que nunca en los lugares que son simbólicos de ellos, mientras que en el Hotel Angleterre la habitación donde murió Serguéi Yesenin se ha mantenido intacta. La película evocará las difíciles condiciones experimentadas por los intelectuales decepcionados con la Revolución y el asedio de Leningrado, en lo que fue uno de los momentos más trágicos en la historia de la ciudad. El oscuro capítulo del régimen de Stalin será recordado a partir de la transferencia de obras importantes del Hermitage a coleccionistas extranjeros: obras maestras de Rafael, Botticelli, Van Eyck, Perugino.

San Petersburgo es también la cuna de la gran música rusa - de Mijaíl Glinka a Serguéi Prokófiev, de Piotr Chaikovski a Nikolái Rimski-Kórsakov y Dmitri Shostakóvich: compositores que han buscado a través de la música para encontrar el sonido auténtico de Rusia. Sus notas son interpretadas por la soprano Anastasiya Snyatovskaya y el maestro Dmitri Myachin. Por último, las imágenes del Lago de los Cisnes, corriendo en el Teatro Hermitage, nos llevarán a las raíces del ballet ruso.

Dentro y fuera del Hermitage, emblema del espíritu de Rusia, fluye la compleja identidad de San Petersburgo, una ciudad muy joven que juega un papel inmediato en la historia.

Enriqueciendo el retrato compuesto y polifacético de la ciudad, así como el de su museo, está Aleksander Sokurov y su película ‘Arca rusa’ que retrata el Hermitage como un lugar suspendido en el mundo y en el tiempo, perpetuamente montando las olas del mar de la historia. Además de Sokurov y el director general del Museo Estatal del Hermitage, Mijaíl Piotrovsky, este documental también cuenta con el escritor Orlando Figes; Semyon Michailovsky, director de la Academia Rusa de Bellas Artes; Irina Sokolova, curadora del departamento de arte flamenco en el Hermitage; Evgeny Anisimov, historiador del Arte; Irina Artemieva, curadora de arte veneciano en el Hermitage; Iliachenko Doronv , profesor de historia del arte; Harold Leich, curador de la Biblioteca del Congreso en Washington y Gabriele Finaldi, director de la National Gallery de Londres.

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